Efesios 5:33 (NVI)
En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo.
Las bases de la relación en el matrimonio atentan contra el orgullo del ser humano; amar y respetar, no son opciones, tampoco dependen de las emociones; son parte de la voluntad. Estas premisas establecen su cumplimiento en cualquier situación. Sin importar cuál sea esa situación por la que pase el matrimonio, no exenta del amor ni el respeto entre la pareja. Son los pilares que sostendrán a la pareja ante la pasividad de un tiempo de reposo o ante el agite de un tiempo de tormenta.
Amar no se condiciona a la apariencia física del cónyuge; tampoco con el placer de un rato agradable en lo sentimental o sexual; no se trata del yo, en cuanto al amor explica el apóstol Pablo:
📖 1 Corintios 13:5
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
Respetar se relaciona con apreciar y valorar a las personas; cada una tiene su propio valor y aún más para Dios, y en consecuencia se actúa positivamente para con él o ella todo producto del respeto. Respetar es aceptar a tu esposo, sus derechos y dignidad, es mirar su valor y así lograr armonía en la relación. Una ilustración de lo que Dios quiere en cuanto al respeto la encontramos en la enseñanza del apóstol Pedro:
📖 1 Pedro 3:8-9
Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.
Si la pareja no aprende a relacionarse bien es porque no ha entendido cómo ser una sola carne y tendrá efecto inmediato en la familia, sus integrantes no sabrán cómo relacionarse pues no han tenido la oportunidad de verlo en sus padres. El matrimonio es el asiento de las buenas relaciones.
Pastor Heyvi Castillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario