Como cristianos, es fundamental que prioricemos nuestra relación con Dios, y una de las formas de crecer en nuestro caminar con Jesús es a través de la oración. ¿Sabemos lo que es la oración?
La Conversación: Es una actividad comunicativa oral en la que dos o más hablantes se alternan los papeles de emisor y receptor y así comunican informaciones y hacen solicitudes.
Así es, la oración es una conversación que se sostiene con Dios, por lo tanto, así como mantenemos conversaciones con nuestros familiares o amigos y seguimos algunos fundamentos y al mismo tiempo están involucrados algunos elementos básicos tales como: el emisor, el receptos, el mensaje, el código, entre otros, así es nuestra comunicación con Dios, puede ser formal o casual y definitivamente debe ser muy frecuente; lo importante es que debemos considerar:
¿Cómo es la oración?
Al
orar, conversamos con Dios sobre lo que ocurre en nuestras vidas, nuestros
deseos, nuestras luchas y nuestros miedos.
Esa
conversación es entre el Padre y tu; por lo tanto, se dirige a Él:
Mateo 6:6
Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora
a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará
en público.
Mateo 6:9
Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
La oración se hace en el
nombre de Jesús:
Juan 14:13
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el
Padre sea glorificado en el Hijo.
Juan 15:16 (PDT)
Ustedes no me eligieron a mí, sino yo a ustedes, y les encargué que
fueran y dieran fruto. Mi deseo es que su fruto dure. Así el Padre les dará
todo lo que pidan en mi nombre.
La oración es escuchada no por lo bonito de nuestras palabras sino por el Espíritu Santo
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Por
ejemplo, cuando no sabemos qué pedirle a Dios, el Espíritu mismo le pide a Dios
por nosotros. El Espíritu le habla a Dios a través de gemidos imposibles de
expresar con palabras.
Mateo 6:7
Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que
piensan que por su palabrería serán oídos.
La respuesta a la oración
viene de Dios ya que su poder es absoluto y es según su voluntad:
Salmos 143:1
Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos;
Respóndeme por tu verdad, por tu justicia.
1 Juan 5:14 (PDT)
La seguridad que tenemos al estar unidos a Dios es esta: Dios
escucha nuestras oraciones cuando le pedimos conforme a su voluntad.
Mateo 6:10 (PDT)
Venga tu reino. Que se haga tu voluntad en la tierra
como se hace en el cielo.
La respuesta a la oración no
viene por capricho
Juan 15:7 (PDT)
Si ustedes permanecen en mí y son fieles a mis enseñanzas, pidan lo
que quieran y se les dará.
Efesios 6:18
Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse
alerta y perseveren en oración por todos los santos.
y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque
guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de
él.
Santiago 4:3 (PDT)
Y cuando le piden a Dios no reciben nada porque la razón por la que
piden es mala, para poder gastar en sus propios placeres.
La oración nos acerca a Dios;
es cuestión de relación:
Salmos 55:17
Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, Y él oirá mi voz.
Efesios 6:18
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y
velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
1 Tesalonicenses 5:16-18 (Nueva Biblia Viva)
16 Estén siempre contentos. 17
Oren en todo momento. 18 Den gracias a Dios en cualquier situación,
porque esto es lo que Dios quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jesús.
La oración SIEMPRE tendrá
respuesta aunque NO nos guste:
Mateo 26:37-44
37 Y tomando a Pedro, y a los dos
hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. 38
Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos
aquí, y velad conmigo. 39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su
rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero
no sea como yo quiero, sino como tú. 40 Vino luego a sus discípulos,
y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo
una hora? 41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el
espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. 42 Otra
vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí
esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. 43 Vino otra vez y
los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. 44
Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas
palabras.
2 Corintios 12:8-9
Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: «Te
basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo
tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que
permanezca sobre mí el poder de Cristo.
La oración requiere corazones
sanos
1 Timoteo 2:8
Quiero, pues, que en todas partes los hombres oren, levantando las
manos al cielo con pureza de corazón, sin enojos ni contiendas.
Salmo 34:15
Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a
sus oraciones.
Santiago 5:16 (Nueva Biblia Viva)
Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros
para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.
Salmos 66:18 (Nueva Traducción Viviente)
Si no hubiera confesado el pecado de mi corazón,
mi Señor no me habría
escuchado.
Es un
medio que nos permite recibir sus palabras, su consuelo y las bendiciones que
Él quiere otorgarnos. Además, la oración refuerza nuestra fe.
Cuando
oramos, experimentamos la presencia y el poder del Espíritu Santo, y esa
presencia nos llena de alegría y valentía para obedecer al Padre en todo
momento, viviendo siempre dentro de su voluntad.
Toda oración es para
glorificar a Dios:
Juan 14:13
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre,
lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
En fin, todo creyente que desee intimidad con Dios, que busque crecer en Cristo, que requiera aliento y fortaleza, que quiera alinearse a la voluntad del Padre, debe profundizar una vida de oración constante y efectiva, hacerla a la manera de Dios y no a la nuestra.
Pastor Heyvi Castillo.
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