Romanos 6:4
Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
La
expresión “malos hábitos” abarca una amplia gama de comportamientos negativos y
puede ser definida como “todo aquello que inhiba el crecimiento del cristiano u
ofenda a Dios”. Entre éstos se pueden nombrar la
envidia, los celos, la malicia, los chismes, la mentira, la crítica de otras
personas, el egoísmo, la impaciencia, la pornografía, la contienda o la costumbre
de postergar las acciones y/o decisiones, entre otras. La lista es aún más
larga, dependerá de cada persona y su situación ética y moral que ha traído
desde su infancia; es por ello, que cada creyente debe verse reflejado en
Cristo y lo que Él quiere de nosotros quitando de en medio todas aquellas
aptitudes que no le son agradables a su voluntad. ¿Pero cómo saberlo si no
queremos ser enseñados por Él?
El tema de los malos hábitos frente a la nueva vida cobra especial importancia a la luz del mandato bíblico en la que los cristianos “andemos en vida nueva” (Romanos 6:4). Al entregarnos al Señor y pedirle que escudriñe nuestro corazón y revele todo lo que en él le desagrada, precisamente encontramos la petición de la prueba, allí es la oportunidad de identificar y eliminar esas malas costumbres:
Salmos 139:23–24
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.
Hay que ser
sinceros con nosotros mismos y comenzar a cambiar todo lo que nos impide crecer
a la estatura de Cristo.
Lo más importante que debemos recordar con respecto a los malos hábitos, es que normalmente ellos pasan desapercibidos ante nuestros ojos y muchas veces queremos excusarlos con teorías personales como “la Biblia nos enseña a ser mansos no mensos”; ese tipo de excusas no deja crecer a un creyente y nunca comprenderá entonces el significado práctico de la enseñanza de Jesús en:
Mateo 5:39
Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;
Pero, con la ayuda del Señor, los malos hábitos pueden ser rotos y reemplazados por los principios sanos de la Palabra de Dios cuyo efecto en las personas es en vidas cambiadas:
2 Corintios 5:17
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Sabemos que Dios puede obrar en nuestra vida para ordenar nuestra conducta, según aquello que a Él le agrada:
Efesios 2:10
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.
En
la próxima entrega haremos un resumen sobre cómo dejar de practicar esos malos
hábitos que nos encadenan a la sombra de la viaje vida.
Pastor Heyvi Castillo.
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